sábado, 17 de octubre de 2009

11 de Septiembre: ¿atentados o conspiración del poder?

Me ha sorprendido un artículo de BBC Mundo (gracias Tomás) en el que se anuncia el estreno de una nueva película que atribuye la autoría de los atentados del 11-9 a sectores del propio gobierno estadounidense. Se llama Loose Change y no agrega nada nuevo a otros pseudo documentales como Zeitgeist y 911 Rippley Effect. Lo que me ha llamado la atención es que mencionan una encuesta que concluye que el 36% de la población de Estados Unidos considera “muy probable” que esa sea la verdad.

Hasta ahora pensaba que esa creencia sólo estaba extendida en el Ecuador, y entre quienes odian a George Bush y su política. Somos muchos los que compartimos ese sentimiento -y más aún los que pudimos ver de cerca los resultados de su política en Irak- pero no por eso tenemos que creer en teorías tan descabelladas, basadas en especulaciones y supuestos y sin la menor prueba categórica. Porque la teoría de las conspiraciones forma una estructura de pensamiento ilógica y paranoica que termina por enfermarnos. Veamos.

Los atentados a las Torres Gemelas dieron para todo: el video de un ovni revoloteando por las cercanías, billetes verdes premonitorios, una cara de diablo saliendo del humo, una profecía de Nostradamus, y hasta un turista fotografiado en la terraza con un avión a punto de caerle encima… Todo falso, claro.

A millones de estadounidenses el shock de perder su seguridad les hizo buscar explicaciones extrañas a un hecho irracional por su propia y brutal naturaleza. Pero otros muchos vieron también la oportunidad para ganar dinero y poder, y no hablamos solamente de los fabricantes de armas.

En el caso de las teorías sobre un auto-atentado pergeñado por George Bush y sus amigos, se dan las tres condiciones que encontramos cada vez que investigamos un mito: siempre hay un gringo, siempre hay un negocio y siempre hay medios de comunicación dispuestos a divulgarlos para ganar audiencia. Lo hemos visto desde el negocio de los “niños índigo” hasta el supuesto fraude del alunizaje, pasando por los videos de los universos paralelos y los Secretos, y tantas otras teorías conspiracionistas.

Pero esta vez son los nuevos medios quienes difunden los mitos que antes veíamos por televisión. Zeitgeist y Loose Change empezaron como videos caseros en Internet y ahora se venden como películas y DVD.

¿Y quiénes divulgan esta teoría? Pues un extraño contubernio. Por una parte, conocidos esotéricos como Jordan Maxwell, que en su web habla sobre extraterrestres, o delirantes como David Icke que dice que los Illuminatti son reptiles que dominan el mundo, o James Perloff, de la ultraderecha más religiosa que ve conspiraciones comunistas hasta en la sopa. Por otra parte están algunos militantes antiglobalización, una izquierda incomprensible que admira a Ahmadinejad, el brazo ejecutor de los ultraconservadores ayatollas chiítas, y que además de dudar de los hechos del 11 de septiembre niega las atrocidades del nazismo. Una extraña lange. O tal vez no tanto.

Los argumentos de la paranoia

Por razones de espacio no vamos a detenernos mucho en cada uno de los argumentos que ellos utilizan. Estos son algunos:

-“Las Torres fueron demolidas por cargas explosivas” Esta es una enorme tontería, no sólo porque todos vimos los aviones y los incendios causados por los impactos sino que la manera en que los edificios cayeron es completamente diferente a las demoliciones controladas. Los ingenieros que consultamos nos explicaron que el fuerte calor del incendio debilitó el acero que sostenía la estructura, y con un video nos hicieron notar cómo el derrumbe de los pisos superiores va aplastando a los de abajo, como en un castillo de naipes.

En las demoliciones con explosivos se derrumban primero los pisos inferiores. Quienes lean inglés pueden acceder a un completo informe técnico especializado(1)

-“Los aviones se manejaron a control remoto” Esa tecnología aún no existe. ¿Y dónde estarían hoy los pasajeros y las tripulaciones?

-“Los terroristas no pudieron haber aprendido a volar en tan sólo seis meses” Pues técnicamente no. Pero un piloto comercial nos explicó que conducir el avión no es muy complicado teniendo las nociones básicas, lo verdaderamente difícil es despegar y aterrizar, cosa que por supuesto los suicidas no hicieron.

-“No hay evidencias del impacto de un avión en el Pentágono. Habría sido un misil”. Falso. Existe un video grabado por una cámara de seguridad (2) y también muchas fotos tomadas por la prensa donde se ven claramente restos de un avión (3). Y si fue un misil, ¿Dónde está el vuelo 77?, ¿Por qué dos de sus pasajeras llamaron por celular informando que el avión había sido secuestrado? ¿Y los testigos que vieron un avión (y no un misil) impactar contra el edificio? ¿Y ningún testigo, ni soldado, ni marino que haya visto despegar el misil desde su barco?

¿Y las víctimas, y sus familias? ¿No existen? Y así podríamos escribir páginas y más páginas de explicaciones. Pero lo más importante es que negar el atentado deja sin encajar piezas claves: la existencia de Osama Bin Laden y el fenómeno del fundamentalismo islámico. ¿Será que él no existe? ¿Y tampoco el fundamentalismo islámico? ¿Entonces los talibanes son agentes de la CIA con barba?

Bin Laden vs. USA, una breve historia

Quienes sostienen estas teorías ignoran deliberadamente que en el momento de los atentados Estados Unidos y Bin Laden libraban ya una prolongada guerra, declarada por el millonario saudita hasta que las tropas norteamericana salieran de su país. Y no contra Bush, sino contra el demócrata Bill Clinton.

Tampoco mencionan que Al Qaeda ya había intentado volar las Torres Gemelas en 1993, causando seis muertos y casi mil millones de dólares en daños. Que al año siguiente un cercano colaborador de Bin Laden fue detenido cuando planeaba colocar bombas en una docena de aviones comerciales y atacar edificios en Manhattan. Torres Gemelas y aviones, ocho años antes del 11 de septiembre. Y hay más:

25 de junio de 1996. Ataque con camión bomba a una base norteamericana en Arabia Saudita. 19 soldados muertos.

22 de febrero de 1998. Bin Laden emite una fatwa (decreto religioso) con estas palabras: “matar a norteamericanos y a sus aliados militares y civiles es un deber religioso para todos y cada uno de los musulmanes..” (4)

7 de agosto de 1998. Dos coches bomba explotan simultáneamente en las embajadas estadounidenses de Kenya y Tanzania matando a 240 personas. Los terroristas de Al Qaeda se prepararon viviendo durante dos años en esos países. La CIA y el FBI habían descartado como “poco creíbles” avisos previos.

20 de agosto de 1998. En respuesta a los atentados, Bill Clinton ordena la operación Alcance Infinito para atacar a Bin Laden y Al Qaeda en Sudán. Lo justifica así: “queremos asestar un golpe a la red de grupos radicales vinculados a Bin Laden…que hoy en día quizás sea el principal organizador y financista del terrorismo mundial”. El ataque fue un fracaso, los datos de Inteligencia estaban equivocados y los misiles destruyeron una fábrica de medicamentos. Días antes Clinton había autorizado el asesinato de Bin Laden (5) convirtiéndolo en héroe para buena parte del mundo musulmán.

En 1999 ya integraba la lista de los 10 más buscados por el FBI, se ofrecían 5 millones de dólares por su captura y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigía a los talibanes de Afganistán que lo entregaran.

Si la teoría de la conspiración fuese cierta, Bin Laden sería entonces un invento de Clinton casi una década antes del 11-9. Sencillamente ridículo. Que era una amenaza para Occidente ya se sabía desde mucho antes, pero aún no estaba clara la magnitud del peligro que representaba. Eso lo descubrieron el 11 de septiembre de 2001.

Y por si algo faltaba, un año después Bin Laden reivindica públicamente los atentados (6)

Los hechos

Los conspiracionistas dejan planteadas una serie de preguntas, pero ninguno de ellos las contesta, escudándose en que “no son los fiscales de la nación”. Pero lo cierto es que no tienen respuestas racionales. Veamos si pueden responder a estas.

¿Por qué estas teorías no han tenido eco en personajes opositores a Bush y su entorno, por ejemplo, Fidel Castro o el propio Barack Obama? Sería una espléndida oportunidad para denunciar a los guerreristas de la Casa Blanca, y mejor aún, para meter a Bush en la cárcel ¿verdad?

¿Desde cuándo los Estados Unidos necesitan una excusa para ir a una guerra? Recordemos que invadieron Irak sin la aceptación de Naciones Unidas. Y cuando buscaron un pretexto (como contra España en el siglo 19 y contra Vietnam en el 20), lo hicieron lejos de su país.

Si Bush quería justificar una invasión a Irak no tenía necesidad de un hecho tan complejo como lanzar aviones y simultáneamente poner bombas en el WTC, disparar un misil contra el Pentágono a plena luz del día e inventarse a Bin Laden. Bastaba con cualquier excusa; por ejemplo, el ataque a un avión o movimientos de las tropas de Saddam. Y así habrían invadido hasta con respaldo de la ONU. Recordemos que en la época de los atentados, Estados Unidos tenía un mandato para patrullar los cielos de Irak y bombardear instalaciones sospechosas cuando le diera la gana en una zona de exclusión que abarcaba casi todo el país.

¿Para que se inventarían unos atentados que podrían haberle costado el puesto a Bush? Los hechos del 11-S provocaron un grave colapso en la economía de los Estados Unidos. Se estima que los costos de los atentados ascendieron a 120 mil millones de dólares, unas diez veces la deuda externa ecuatoriana. Además, por primera vez mostraron la imagen de un imperio en decadencia, la fragilidad de su seguridad y la estupidez de sus servicios de inteligencia. Se convirtieron en el hazmerreir del mundo.

Pero luego pasaron casi tres años hasta que se decidieron a invadir Irak pretextando que Saddam tenía unas armas de destrucción masiva que jamás existieron. Quizás Bush quiso mostrar al mundo que los Estados Unidos continuaban siendo la única superpotencia, y de paso, controlar el petróleo. Pero también en eso fracasaron y ahora tienen que irse de Irak sin haber conseguido nada más que el repudio mundial.


Los "elegidos"
Todos podemos dudar de algunos hechos, pero ¿alguien tiene una explicación mejor que los propios hechos? Los conspiranoicos no pueden explicar por qué la izquierda y la derecha, chinos, cubanos y franceses, millones de científicos, políticos y militares, estarían de acuerdo para ocultarnos la verdad, a pesar de que un viejo axioma dice que un secreto conocido por mucha gente no puede ser mantenido por mucho tiempo. Pero ellos, un puñado de inteligentes e incomprendidos ciudadanos lo han descubierto, y con sus libros y películas siguen clamando en el desierto. Todos los demás somos idiotas, o cómplices de los guerreristas del Pentágono.

Pensar con un poco de objetividad bastaría para comprobar que todos sus viejos argumentos ya fueron destrozados por los atentados que luego se sucedieron en el metro de Londres y en la estación de Atocha en Madrid. Pero reconocerlo implicaría perder su negocio.

Para quienes consideramos injusta la situación de millones palestinos y respaldamos su reivindicación de un estado propio, no es necesario apelar a la mentira para apoyar ese derecho. Por eso nos llama la atención que cierta izquierda siga sosteniendo (junto con Ahmadinejad y los neonazis) que el plan fue acordado con Israel, y que los judíos fueron advertidos el día de los atentados para no ir a trabajar. Eso también es mentira: basta leer las estadísticas para saber que en las Torres murieron al menos dos ciudadanos israelíes, la misma cantidad que chinos o haitianos (7) También perecieron decenas de personas de ascendencia judía.

Y aún si obviáramos ese fuerte tufillo antisemita, el trasfondo de estas teorías nos sigue sonando a racismo e imperialismo: para los conspiracionistas los atrasados terroristas musulmanes serían incapaces de hacer algo así. Sólo los propios gringos podrían haberlo planeado y ejecutado, porque sus servicios de Inteligencia y sus funcionarios no son idiotas y Estados Unidos es invencible, ¿verdad?

Ah, y con esta teoría Barack Obama sería lo mismo que Bush porque continúa guardando el secreto. Inevitablemente el pensamiento irracional termina llevando a conclusiones disparatadas… y a unir los extremos ideológicos.

(1) http://wtc.nist.gov/pubs/factsheets/faqs_12_2007.htm

(2) http://www.youtube.com/watchv=

NgyPbUoe2iA&feature=PlayList&p=A8BEA34482818705&playnext=1&playnext_from=PL&index=3

(3) http://debunk911myths.org/topics/Pentagon

(4) http://www.pbs.org/newshour/terrorism/international/fatwa_1998.html

(5) http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A62776-2001Dec18

(6) http://www.youtube.com/watch?v=7S_IPev1v5w

(7) http://www.nationmaster.com/graph/ter_vic_of_the_sep_11t_200_att-victims-september-11th-2001-attacks



domingo, 11 de octubre de 2009

El Triángulo de las Bermudas...¡ha desaparecido!

A inicios de los años ’50s algunos medios -no precisamente confiables- comenzaron a mencionar misteriosas desapariciones y accidentes de embarcaciones en zonas cercanas a Florida. En 1964 el norteamericano Vincent Gaddis acuñó el término “Triángulo de las Bermudas” en una publicación sensacionalista. Así bautizó a una región cuatro veces más grande que el Ecuador comprendida entre Miami, las islas Bermudas y Puerto Rico. Según él, este era un lugar siniestro donde las embarcaciones sucumbían en circunstancias extrañas.

Pero quien realmente consagró el mito fue el escritor Charles Berlitz con su libro “El Triángulo de las Bermudas”, un éxito editorial que desde 1974 hasta hoy ha vendido más de 20 millones de copias. Berlitz describe una larga lista de barcos de todos los tamaños, formas y procedencias e incluso aviones desaparecidos sin dejar rastros. Pero de todos ellos, el vuelo 19 es el más emblemático, y el más mencionado cuando se habla de este enigma. En diciembre de 1945 un escuadrón de cinco bombarderos de la marina norteamericana parte de una base cercana a Miami. Nunca regresaron a tierra.

Hasta que Berlitz lo incluyó en su lista se lo consideraba sólo un accidente. Él comienza a hablar de extrañas luces en el cielo y el mar y también de enormes explosiones submarinas. Fuerzas extrañas que ya había mencionado un vidente: Edgar Cayce, quien sostenía haber recibido revelaciones sobre la antigua civilización de la Atlántida . Predijo, además, que esta volvería a emerger en 1969. Cuarenta años después, sus seguidores siguen esperando que del fondo del mar aparezca esta mítica ciudad inventada por Platón como ejemplo de un gobierno ideal.

Se han tratado de encontrar explicaciones racionales y científicas a las llamadas "misteriosas desapariciones" del Triángulo de las Bermudas. La última de ellas probó que algunos barcos podían hundirse al atravesar zonas de turbulencias que son causadas por la emision de gas metano que sale a la superficie a gran presión. Una teoría interesante aunque, como muchas otras, partió del supuesto de que los casos que se mencionan en el libro de Berlitz son reales. Y ese es el error.

El hombre que no se creyó el cuento

Hubo alguien que desde el principio dudó de Berlitz, y decidió comprobar cada uno de los incidentes que mencionaba. Hace ya un año en Phoenix, la capital de Arizona, entrevistamos a Lawrence “Larry” Kusche, piloto e instructor de vuelo y más tarde bibliotecario y escritor. Investigador metódico y riguroso, se interesó por el tema siendo aún estudiante universitario. “Cuando empecé a leer los artículos que se publicaban -nos explica- yo creía que era un misterio. Pero poco a poco encontraba pequeñas pistas, que me hacían preguntar qué tan buena era la investigación que se había hecho. Y cuanto más buscaba, más errores encontraba.”

Kusche leyó periódicos antiguos, consultó los archivos de las empresas navieras y los registros de la Guardia Costera de Estados Unidos, y fue encontrando cosas como esta: “En el libro de Berlitz se dice que hubo un accidente de un avión en 1937, y en presencia de cientos de testigos. Sin embargo, ningún periódico local de esa fecha menciona el incidente. Otros casos me tomaron más tiempo; por ejemplo, el barco noruego Stavenger. Contacté con la oficina de embarques de Noruega, y me dijeron que no existía ningún registro sobre un barco llamado Stavenger. Sencillamente, jamás existió.”

Primera conclusión: en la lista de Berlitz se mencionan accidentes que en realidad nunca sucedieron.

Pero Kusche encontró otros casos que sí ocurrieron, presuntamente en días claros y despejados, aseguraba Berlitz. Por ejemplo, un buque de nombre conocido para nosotros: el Cotopaxi, famoso porque Steven Spielberg lo incluyó en una escena de la película Encuentros cercanos del tercer tipo. “Dicen que en 1925 el buque Cotopaxi desapareció misteriosamente mientras cubría la ruta de Carolina del Sur a La Habana –explica Larry- y aunque los creyentes en este misterio sostienen que el clima era bueno, en los registros de la aseguradora Lloyds se dice que ese día había una tormenta fenomenal. Casos como este encontré muchos.”

Segunda conclusión: Berlitz omite deliberadamente detalles sobre los temporales en medio de los cuales ocurrieron algunos accidentes. El área del Triángulo es una zona de huracanes y tormentas violentas donde las condiciones meteorológicas cambian casi de un momento a otro.

“Pequeños” errores de ubicación

Hay otros incidentes que Berlitz menciona en su libro y que en verdad ocurrieron, pero no en el Triángulo de las Bermudas, sino muy lejos de allí. El Freya, supuestamente desaparecido en 1902, navegaba en realidad por el Océano Pacífico, ¡al otro lado del continente! El Bella, del que se dice que se desvaneció en el Triángulo en 1854, naufragó antes de abandonar el Atlántico Sur. Los creadores del mito del Triángulo colocaron en su interior catástrofes como el hundimiento del submarino Scorpion, que desapareció cerca de las Azores en 1968; la pérdida de un avión Globemaster que se estrelló en 1950 cuando estaba a punto de llegar a Irlanda, o el caso del famoso barco Mary Celeste, encontrado en las Azores, cerca... ¡del Africa!

Tercera conclusión: en muchos casos se ha mentido deliberadamente para hacerlos encajar en la teoría del misterio.

Pero se sigue afirmando que las desapariciones misteriosas que suceden en esa zona suman casi un centenar en el último siglo. Eso sería el 0,001% de los 10 millones de barcos y aviones que se calcula atravesaron esta zona desde el año 1900 hasta hoy. Estadísticas tan contundentes que la famosa aseguradora naviera Lloyds no cobra una cifra adicional a los barcos que deban pasar por allí.

Cuarta conclusión: las desapariciones de barcos y aviones en la zona del Triángulo no son mayores que en otras partes del mundo.

El vuelo 19

Mentiras, equivocaciones y exageraciones, todas forjadas por charlatanes como Berlitz para su propio beneficio. ¿Pero qué pasó realmente con el famoso vuelo 19 donde desaparecieron cinco aviones de las fuerzas armadas norteamericanas? Aprovechando su experiencia como piloto, Larry Kusche recorrió en una avioneta la ruta que habrían seguido los pilotos de entonces y encontró una explicación racional de los hechos.

“Los aviones salieron de Fort Lauderdale a las 2:10 y horas más tarde, cuando el escuadrón ya estaba extraviado, Charles Taylor (el piloto guía) contactó a otro piloto llamado Robert Cox para pedirle ayuda. Cox me dijo que Taylor estaba convencido que tenía la brújula dañada, que pensaba que estaba en los Cayos de Florida y no sabía cómo regresar a Fort Lauderdale. Taylor no conocía esta zona, y mi conclusión es que vio algo y pensó que sabía dónde estaba; pero estaba equivocado, seguramente estaba sobre las Bahamas -mucho más al este- y por eso su brújula no coincidía con lo que el creyó ver. Como resultado pensó que debía volar al norte, se dirigió hacia el oceáno Atlántico y se alejó hasta que los aviones gastaron su combustible y cayeron al mar. Eso no ha vuelto a suceder desde que se inventó el GPS”

La muerte del misterio

La región del Triángulo de las Bermudas es una de las rutas más transitadas del planeta Todos los días pasan por allí centenares de aviones pertenecientes a las 80 aerolíneas que operan entre Miami y Europa. Jamás desapareció ninguno. Ahora bien, si los accidentes son cada vez menos frecuentes, puede haber dos razones: o a los atlantes se les está acabando la batería de sus pirámides sumergidas, o los sistemas de radar y de navegacion y los pronósticos metereológicos han mejorado muchísimo. Nosotros nos quedamos con esta última hipótesis.

Y también Luis Díaz, oficial del Servicio de Guardacostas de Florida a quien entrevistamos en Miami: “Hoy en día hay muchos sistemas de búsqueda y rescate por satélite. Cuando una nave se hunde hay un mecanismo electrónico de emergencia que emite una señal. El GPS nos indica dónde está y podemos enviar unidades. Incluso los celulares funcionan hasta cierta distancia.”

Con cada día que pasa el mito del Triángulo de las Bermudas agoniza. La ciencia y la tecnología lo han herido de muerte. Las pocas embarcaciones que hoy se reportan como zozobradas suelen pertenecer a contrabandistas e inmigrantes ilegales.

Finalmente, Larry Kusche publicó un libro llamado El misterio del Triángulo de las Bermudas, resuelto que explicaba detalladamente caso por caso. Sin embargo, no tuvo ni de lejos el éxito que alcanzó Charles Berlitz. ¿Por qué? La explicación la podemos encontrar en esta anécdota que nos contó: “Los medios de comunicación tienen una gran parte de responsabilidad en crear el misterio del Triángulo de las Bermudas. Hace algunos años apareció un artículo en el National Enquirer. Llamé a un periodista del tabloide y le dije: ‘mi libro ya está publicado, estoy seguro que lo leyeron, pero ¿por qué no usaron la información que ahí se dá?’, y me contestó: ‘porque usted resuelve los misterios y nosotros queremos misterios’. Eso es exactamente lo que hicieron. A ellos no les importaba la verdad, lo que querían era vender periódicos”

Kusche no se hizo millonario como Berlitz. Vive de su pensión como bibliotecario en una sencilla casa de clase media de un poblado de Arizona. Y a pesar de que desenmascaró un gran "misterio", ni siquiera es muy famoso; pero eso sí, hoy puede mirar a sus nietos a los ojos y decirles: "No se preocupen por lo que les digan: siempre tienen que buscar la verdad y divulgarla, aunque eso no sea un buen negocio".

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